jueves, 20 de marzo de 2008

The Lamia


Relata uno de los momentos encantados de Rael a lo largo de su viaje. Atraído por un fuerte perfume que emite una de las fracturas de la roca, el personaje de The Lamb... logra meterse a través de los huecos y penetrar en una caverna tenuemente iluminada en la que lo miran tres figuras mitad mujer mitad serpiente (la mitad de abajo es la de la serpiente, para no asustarse tanto). Perplejo por la vista de semejante belleza, Rael se acerca a ellas. Las tres lamias están semisumergidas en una piscina, cuya agua es bebida por Rael tras lo cual su energía se disipa y las figuras se unen a su cuerpo y comienzan a acariciarlo y a beber de su energía. Sin embargo, cuando beben de su sangre las Lamia mueren, convulsas de dolor, y alcanzan a decir "Rael todas te hemos amado", antes de desfallecer por completo, y flotar a su alrededor como una pena silenciosa en botes vacíos. Rael se repone comiendo la carne de las adas muertas y se pone en marcha, no sin antes mirar atrás y encontrar a escena tal cual al comienzo, con las Lamia esperando a un nuevo visitante.
Junto con ser una de las canciones más bellas del disco The Lamb Lies Down On Broadway de 1974, es también uno de los momentos más recordados de su puesta en escena, pues, durante esta canción, Peter Gabriel, personificando a Rael, canta envuelto por un cilindro cónico que gira a su alrededor, representando la unión de rael con las Lamia. Es una danza de erótica, pero fatal unión. El mito que une Eros y Tánatos, la vida y la muerte, tan cerca como en la breve muerte de un orgasmo: As they nibble the fruit of my flesh, I feel no pain.

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